Aquella tarde mi existencia había perdido su sabor descafeinado.
Sentía el corazón latiendo en la yema de mis dedos.
Su eterna sonrisa,mi yo desgranando porciones de vida al azar y el suculento poder ilimitado del lenguaje hacían que se durmiera el miedo de experiencias pasadas.
Siempre hay un minuto en que la vida se muestra amable y nos permite rozar la felicidad,desde el verbo hasta la carne.
Por los siglos de los siglos,amén.

Te recuerdo en un viaje interrumpido

huyendo a ninguna parte.

Lo peor no fue que te mudaras

sino que el amor

lo hiciera contigo.

En algún lugar de mi

desmemoriada memoria

quedó un porqué

suspendido en el aire.

Hoy,con la tranquilidad

del tiempo y la distancia,

se me ocurre pensar

(aunque sea en voz bajita)

que el amor de verdad

debería reflejar

una de las máximas

de Ulpiano:"honeste vivere,

naeminem laedere

et jus sum cuique tribuere".

África está en todas partes

Leer cada día las noticias me ha producido una úlcera de estómago.

El otro día viendo Comando Actualidad(sí,lo confieso:"en ocasiones veo la tele".
Hay quien ve muertos)se me hizo un agujero en el corazón más grande que el de la capa de ozono.Una de las escenas que más me conmovió fue la de un matrimonio pidiendo una botella de agua que costaba 50 euros.
Ya lo sé,este mundo es injusto(podría hablaros de mi jefa,pero esa "señora" no merece malgastar ni una sola palabra)y hasta yo en alguna ocasión me he podido dar un capricho.Pero,¿se atreve alguien a explicarle a los africanos,a la gente en paro,al que lucha por pagar su hipoteca,a un sinfín de gente que cada día roza más el umbral de la pobreza,se atreve alguien a explicarles que un agua pueda valer la mitad de cien euros?

El lobo estepario de Herman Hesse sigue más vigente que nunca.
Tanta mirada impune no tiene ni un gramo de justificación.